Burgos ha perdido más de 100 sucursales financieras en cinco años
h. jiménez | burgos - domingo, 06 de octubre de 2013
La reestructuración del sector financiero ha acabado con más de un centenar de oficinas de entidades de depósito en el breve periodo de cinco años en la provincia de Burgos. La escabechina de sucursales ha afectado especialmente a un territorio que contaba con dos importantes entidades locales (Caja de Burgos y Cajacírculo, además de Caja Rural) y no ha dejado a salvo ni a los grandes municipios ni a los pequeños.
Según datos del Anuario Económico de La Caixa, entre los años 2008 y 2013 la provincia burgalesa ha visto desaparecer 101 oficinas de entidades de depósito, desde las 557 que tenía al comienzo de la crisis hasta las 456 que contabiliza en la actualidad, un 18,13%.
El dato colocaría a Burgos entre los territorios que más pérdida de entidades han sufrido a nivel nacional, donde el pelotón de cabeza ronda el 18,5% de pérdidas aunque hay casos como los de Barcelona, Gerona u Orense donde rondan o superan incluso el 25 por ciento.
Donde no hay dudas es a nivel regional. En términos absolutos es la provincia que más oficinas ha visto cerrar en el último lustro (seguida por Valladolid, donde han cerrado 100) y la segunda en términos porcentuales solo por detrás de Palencia. La pérdida casi duplica la de Segovia y Soria.
De los datos se deduce que la concentración de entidades ha resultado perjudicial cuando las tornas de la economía han cambiado radicalmente, pero hay que tener en cuenta que Burgos partía de una posición especialmente saturada de oficinas. Aun teniendo menos población que León, antes de la crisis llegó a tener más sucursales que esa provincia y contaba con unas pocas más que Valladolid pese a la diferencia poblacional que también existe respecto al territorio vecino. Salamanca, una provincia con solo 25.000 habitantes menos que Burgos, contaba con una red muy inferior que ahora ha recibido un menor impacto.
El Anuario Económico de La Caixa que ha realizado este análisis refleja estos datos globales, pero también desciende al ámbito municipal en el caso de los ayuntamientos con más de 1.000 habitantes. Este grupo acapara ahora mismo 353 del total de oficinas y ha sufrido una pérdida de 54 desde que empezó la crisis, más de la mitad del total.
La caída sería incluso mayor si la evaluamos desde el momento en que se alcanzó el pico más alto en el número de entidades, que fue en 2011. Por aquel entonces la recesión había dado ‘solo’ su primer coletazo bianual y por lo visto algunas entidades seguían animadas con la posibilidad de seguir creciendo.
Profundizando en el listado de los grandes municipios, la capital burgalesa es la que más ha perdido. 27 oficinas han cerrado en el periodo 2008-2013, dejando a muchos barrios o bien sin atención o bien con un número de oficinas muy inferior a las preexistentes, concentrando cuentas con las consiguientes molestias para sus titulares y provocando las habituales confusiones en estos casos (y pérdida de clientes de las que, por supuesto, no existen datos).
Tras la capital burgalesa, Aranda (con 6 cierres) y Miranda (con 5) son las que más desapariciones de oficinas han contemplado, algo lógico teniendo en cuenta que eran también las que más oficinas mantenían abiertas. Y por tipo de entidad, las antiguas cajas de ahorros son las que más han sufrido (aproximadamente dos tercios de las desapariciones), pues eran también las que tenían una red de sucursales más extensa.
sin «exclusión». Aunque está entre las peor paradas de España y Castilla yLeón, la provincia de Burgos al menos se libra del listado de «exclusión financiera» que ha elaborado UGT a nivel nacional a partir de los datos del Anuario Económico de La Caixa. Ninguna localidad de la provincia que tuviera oficina de alguna entidad en el año 2008 se ha quedado sin ella en los últimos cinco años.
En Castilla yLeón, sin embargo, dos localidades leonesas y una segoviana han corrido esta mala suerte. Pero en general los bancos y ex cajas parecen estar evitando esta práctica, que siempre conlleva una mala imagen pública y que prácticamente acaba con la totalidad de los clientes de la localidad donde se ejecuta el cierre, por mucho que hasta entonces fuera la única que estaba prestando servicio.
En el conjunto de España el sindicato habla de más de 225.000 personas residentes en municipios donde no hay ninguna oficina bancaria, y de muchos más en los que la existencia de una única entidad les deja en una posición de riesgo. De estos últimos hay varios ejemplos en Burgos.
Para UGT, «la falta de competencia supondrá un incremento del precio de los servicios para los ciudadanos». Desde hace unos años lo que manda es el negocio y los sentimentalismos han quedado en un segundo plano. O tercero, incluso.
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